El rol del trabajador social en el deporte
Algunas prácticas del Rol del Trabajador Social Deportivo
El rol del trabajador social en el deporte (a partir de ahora TSD) conjuntamente con la práctica de la profesión de manera independiente, fue todo un descubrimiento para mí, que se fue desarrollando a partir de la implementación de la teoría recibida dentro del marco universitario y las experiencias vividas, relacionadas con la vida cotidiana de los y las deportistas.
El objetivo principal del TSD se enfoca en generar un cambio integral en el desarrollo del y la deportista fundamentalmente a través del acompañamiento para incrementar su bienestar, que pueda disfrutar del proceso en la medida que sea posible y que pueda dar su mejor versión. Para ello, es de suma importancia tomar a la persona que está en el deportista; no me gusta decir que está detrás del deportista como se dice comúnmente, sino prefiero utilizar el concepto de que deportista y persona son la misma cosa.
Si tomamos la ley 24.072 sancionada el 10 de diciembre de 2014, donde afirma en su artículo 4 que se entiende por Trabajo Social “a la profesión basada en la práctica y una disciplina académica que promueve el cambio y el desarrollo social, la cohesión social y el fortalecimiento y la liberación de las personas”, podemos encuadrar el TDS como la disciplina que aborda el deporte como instancia transformadora, generadora de identidad.
Estas líneas que voy a compartir a continuación tiene un principio, pero no tienen un fin. Son resultados de las experiencias que voy teniendo en el proceso. tal vez algunas líneas se cambien a futuro y otras se agreguen. Porque de eso se trata. De estar en movimiento y de cambiar cuando sea necesario. o “cuando indique la jugada”.
El estigma del especialista
El y la deportista sufre el estigma del especialista, del que sólo sabe o conoce de su práctica, sin concebirlo como algo que pueda ir más allá. Este estigma se refuerza por el desprestigio que se le adjudica socialmente a un quehacer físico. El jugador juega; el deportista compite y en eso se agota su valor. Su opinión no vale porque su saber es un hacer y se lo ve como un simple vehículo de ideas ajenas. Otros piensan, él y la deportista hacen.
Años de experiencia, de una práctica que forma cuerpo y mente, son desestimados. Lo que en otras disciplinas es visto como una fuente de prestigio y enriquecimiento personal, en el deporte anula y reduce. Y a esto se suma una visión utilitarista en la que sólo tiene valor lo que da resultados y se descarta lo que no alcanza la cuota. La lesión, la irregularidad, son posibilidades que cuelgan siempre sobre la cabeza del deportista, quien las sufre en silencio, porque las considera o sabe inevitables. Esta presión no sólo lo condena a una frustración futura que siente que no puede prevenir, sino que lo afecta incluso cuando no son parte de su presente. Pablo Luguercio, amigo, socio y exjugador profesional, lo vivió en carne propia: reconoce que su mejor momento deportivo fue su peor momento personal. Cuando logró la excelencia en el campo deportivo, descubrió que había sido por sacrificarse a sí mismo en tanto persona.
El trabajo social se concibe a través del diálogo como herramienta y a través de la acción y la intervención con un otro. A partir del encuentro, de la escucha activa y poniendo voz en este caso a los y las deportistas.
En este marco, la mirada del trabajo social, es la interacción entre dos o más personas a través de la palabra y el lenguaje, donde se busca que el deportista pueda encontrar y dar lo mejor de sí, que llegue hasta donde pueda llegar, disfrutando lo que más pueda de ese proceso.
El Autoconocimiento y la Importancia de los Valores
En primera instancia, para que se den estos procesos de diálogo y acompañamiento, el TSD trabaja en la importancia del autoconocimiento del deportista, que pueda conocerse en profundidad y conocer su potencialidad.
Asimismo, saber qué valor agregado puede llegar a dar a esa potencialidad y reconocer aquellas cosas que no puede dar, visualizando sus limitaciones reales y no aquellas que se pone muchas veces en la cabeza y que quizás provienen más del entorno, imposibilitando el alcance de determinados objetivos, o que no haga ciertas cosas.
Será necesario también que el deportista conozca cuáles son sus limitaciones particulares para no generarse falsas expectativas. Esto tiene que ver con la subjetividad y la personalidad de cada jugador y jugadora. Cada persona es un ser único e irrepetible, tiene todo para dar de acuerdo a lo que pueda dar, quiera y sienta, y no aquello que lo obliguen a hacer comparándolo con otro y otra deportista.
Además del autoconocimiento se retoman los valores del y la deportista, aquellos que tienen que ver con el respeto, la libertad, la tolerancia, la justicia, el amor, como así también lo pedagógico y educacional. Se abarca un abanico muy amplio.
Desde el TSD se trabaja a partir de objetivos claros, ya sea dentro de instituciones deportivas, con grupos puntuales o deportistas individuales, objetivos que responden a una necesidad que sale a la luz y que no se puede evitar ni ocultar.
Ante esa problemática es donde surge la necesidad de utilizar la herramienta del TSD para que el jugador o jugadora se potencie a la hora de trabajar en estos espacios.
Si bien se puede trabajar en diferentes ámbitos, hay que reconocer que el trabajo institucional dentro de un club no es lo mismo que el trabajo que se da de modo privado.
Generar Confianza y Establecer Vínculos
El trabajo dentro de un club, desde la experiencia personal en Estudiantes de La Plata, como en otras Instituciones, requirió en un principio de la creatividad. Por sí solas, no se daban las instancias en donde los jugadores se acercaban a conversar rápidamente, era un ámbito de muchos prejuicios.
Lo primero fue establecer vínculos con el jugador, que acepten el rol del TSD y generar confianza. Si no hay confianza, no hay vínculos y si no hay vínculos no se puede trabajar, y una vez que se genera la empatía entre ambas partes el trabajo comienza a fluir.
Los ámbitos de trabajo pueden ser distintos, una oficina, en el gimnasio o en el campo de entrenamiento, o una charla informal que después deriva en una conversación más profunda. Hay que respetar los espacios que el profesional puede pisar. Sabiendo cuales son exclusivos de los jugadores o entrenadores. No quiere decir que alguna vez por una determinada situación se deba ingresar a los espacios antes mencionados, pero sí saber que son lugares íntimos y hay que respetarlos.
Muchas veces el propio jugador se frena, no se abre por ciertos prejuicios, considera que su situación es normal y que no es necesario recurrir a un espacio de estas características, entonces se sigue postergando esa resolución.
Para que esto no suceda la presencia del TSD debe estar en los distintos ámbitos del club, debe transitarlos y observarlos. En ese contexto es donde muchas veces se obtiene la información y la materia prima para realizar nuestras intervenciones.
En el caso del fútbol infantil, se trabaja con las familias para que los padres se sientan parte del club, pero con un rol claro que evite los conflictos. Los padres y madres no se sienten parte del club porque a veces no saben su rol, entonces se los contiene, con charlas con profesionales de distintas áreas.
Por su parte, en el fútbol juvenil se trabaja con los jugadores en todo su proceso de adaptación, desde que llegan al club y empiezan a ser parte de una institución hasta que se insertan en el fútbol profesional. En el caso de los que no llegan a ser jugadores profesionales, que son la mayoría, se trabaja desde el momento en que llegan a la institución, brindándoles todo el acompañamiento necesario para cuando deban afrontar la vida sin el fútbol como profesión.
Con ellos, se trabaja desde la experiencia y el aprendizaje que les va proporcionando su tránsito por el fútbol. El objetivo es que puedan reconocer el conocimiento y la experiencia que van adquiriendo y, a su vez, que puedan transformarlos para utilizarlos en su vida cotidiana.
Trabajo Interdisciplinario
El TSD trabaja en la formación integral de un deportista y, como ya se dijo, no es un trabajo que se da de un día para el otro, es un trabajo que lleva tiempo, que es paulatino y que genera una retroalimentación en la medida que el deportista tenga una progresión en su rendimiento.
Se hace mucho hincapié en el trabajo interinstitucional con las diferentes áreas que componen el club. El TSD trabaja con médicos, nutricionistas, preparadores físicos y psicólogos, coach, etc. porque tiene que ver con una mirada integral del deportista.
Cuando se hace una intervención es a largo plazo y en forma conjunta, por eso es fundamental tener una visión integral.
El rol del TSD, si bien en algunos clubes se está implementando, todavía no está afianzado y es un área a desarrollar, pero los resultados que se vienen observando son sumamente positivos, y el jugador y la jugadora sienten el respaldo de un trabajo formalizado y seguro para que puedan rendir al máximo de su potencial.
Raúl M. Salas, Lic. en Trabajo Social. Trabajador Social Deportivo. MP 15686